
Las infiltraciones en terrazas representan uno de los problemas más críticos y frecuentes en la edificación residencial y comercial. Comprometen la durabilidad de las estructuras, generan daños económicos significativos y afectan negativamente a la habitabilidad de los espacios situados debajo.
Abordar este tema requiere una visión técnica global, que tenga en cuenta los materiales, los sistemas constructivos, los detalles de ejecución y las modalidades de colocación, adoptando un enfoque integrado de la impermeabilización y de la protección de las superficies.
Las causas de las infiltraciones en terrazas no pueden atribuirse a un único factor. En la mayoría de los casos, el problema surge de la combinación de varias criticidades: materiales inadecuados, errores de diseño, detalles constructivos descuidados y una falta de mantenimiento o un mantenimiento insuficiente.
Una terraza está expuesta a ciclos térmicos extremos, radiación solar directa, choques hídricos provocados por lluvias intensas y, a menudo, a cargas de uso variables. Estas condiciones generan elevadas solicitaciones sobre las membranas de impermeabilización y los acabados superficiales. Por este motivo, la impermeabilización no debe entenderse como una simple capa, sino como un sistema complejo en el que la membrana impermeable interactúa con todos los accesorios de acabado que garantizan la estanqueidad incluso en los puntos más críticos, como en las cazoletas, los desagües pluviales, las tuberías, las antenas u otros elementos pasantes.
El elemento central de la protección de una terraza es la membrana de impermeabilización. Actualmente existen diferentes soluciones, que van desde las membranas bituminosas hasta los sistemas sintéticos de PVC, TPO o EPDM, pasando por los revestimientos líquidos de poliuretano.
La durabilidad de la impermeabilización depende no solo del material empleado, sino también de su correcta protección. Una membrana expuesta directamente a los agentes atmosféricos, sin capas de protección como pavimentos, recrecidos o pavimentos elevados, está destinada a un deterioro prematuro.

La mayoría de las infiltraciones no se producen en la superficie central de la terraza, sino en los puntos débiles del sistema: los encuentros verticales de la impermeabilización, las juntas de dilatación, las cazoletas y los desagües, así como los encuentros perimetrales. En estas zonas, la estanqueidad depende de detalles constructivos que, si no están correctamente diseñados o ejecutados, pueden comprometer todo el sistema.
Un proyecto correctamente ejecutado considera estos puntos como elementos estructurales de la impermeabilización y no como accesorios secundarios.
En los últimos años, uno de los sistemas que ha adquirido un papel central en la prevención de infiltraciones es el pavimento elevado, realizado mediante soportes regulables para baldosas cerámicas, decking o sistemas rail.
Este sistema ofrece múltiples ventajas.
Desde el punto de vista funcional, el pavimento elevado transforma la terraza en un espacio técnico accesible, garantizando al mismo tiempo una estética cuidada y una gestión eficiente del agua.
Incluso el sistema más eficiente pierde eficacia si no se acompaña de un mantenimiento periódico. La prevención de infiltraciones pasa por controles regulares, como la verificación del estado de las juntas, la limpieza de las cazoletas y desagües, la inspección de la membrana cuando es accesible y la detección de posibles acumulaciones de agua o fisuras en los puntos críticos. En cuanto a los sistemas de detección de fugas, Impertek ofrece eRex y eRaptor 2.0, dispositivos y equipos de prueba altamente performantes y versátiles, capaces de detectar incluso las pérdidas más pequeñas en una amplia variedad de materiales.
El uso de pavimentos elevados facilita considerablemente estas operaciones, al permitir un acceso rápido y seguro a las capas inferiores.
Prevenir las infiltraciones en terrazas implica adoptar un enfoque integrado, en el que cada elemento del sistema, soporte estructural, impermeabilización, protección superficial y detalles constructivos, trabaja de forma coordinada. No basta con seleccionar un buen material; es imprescindible que el proyecto tenga en cuenta los movimientos estructurales, las solicitaciones climáticas y las necesidades de mantenimiento futuro.
Solo así la terraza deja de ser un punto débil potencial del edificio para convertirse en una superficie segura, funcional y duradera.